Otro encuentro con docentes empeñados en hacer de su colegio un “buen
lugar” donde se eduque desde el corazón.
Un signo de que la “Escuela Eutópica” ya está aquí, y como evidencia de ello, el
compromiso de un claustro sentado en las mismas mesas y sillas donde aprende su alumnado, formándose para ejercer emocionalmente su magisterio.
Una tarde cargada de rico alimento (físico y emocional), reflexiones,
vivencias, confesiones y hasta un pequeño traspiés del “ratoncito”, ejercitando
un ejemplo de metáforavida.
Expresar nuestra gratitud por toda esta vida cargada de nutritiva
experiencia docente con la que alimentan a quienes desde la teoría les aportamos
nuestro saber, y sin la cual no sería más que palabras huecas sin sentido.
A continuación, ofrecemos unas reflexiones extraídas de una entrevista
realizada en un medio digital al profesor de Psicología Positiva de Harvard Tal
Ben-Shahar, en el que comparte algo que ya estamos practicando en Canarias a
través de ese sueño hecho realidad que se llama EMOCREA
¿La felicidad
puede aprenderse? ¿Se puede aprender a tener una vida más feliz?
La respuesta es sí, podemos cambiar nuestros niveles de felicidad. No es
fácil, y hay una parte de genética. Sin embargo, mucho depende de las
decisiones que tomamos. Y con decisiones no solo me refiero a las más grandes
como: ¿A quién elijo para pasar el resto de mi vida? ¿Qué trabajo busco? ¿Qué
camino tomo? Me refiero a las decisiones pequeñas. Por ejemplo, ahora mismo:
¿Decido estar agradecido por estar donde estoy? Estoy agradecido, gracias.
¿O decido salir a correr? ¿O a dar un paseo? ¿Cuándo estoy con mi mejor amigo,
decido apagar el teléfono para estar con él totalmente? Son pequeñas decisiones
que se acumulan. Porque dando un pasito, otro pasito y otro pasito acabas
recorriendo el camino de tu vida.
¿Por qué los
colegios no enseñan esto a sus alumnos?
Muy buena pregunta, reflexiono mucho sobre ello. Nosotros hemos creado un
programa que implantamos en colegios, pero es una gota de agua en el mar.
Martin Seligman, el padre de la Red de Académicos de la Psicología Positiva,
habla mucho con padres y profesores y les hace dos preguntas. La primera es:
¿Qué querríais para vuestros hijos? ¿Qué es lo que más queréis para ellos? Y
los padres dicen: “Queremos que sean felices, que tengan buenas relaciones, que
sean resilientes, que sean capaces de superar las adversidades, y queremos que
encuentren alegría y sentido en su vida”. Y todas estas cosas estupendas. Hace
una lista de lo que los padres dicen que quieren para sus hijos. Y entonces
dice: “Primera lista hecha. Vamos a la pregunta número dos: ¿Qué aprenden vuestros
hijos en el colegio?”. “Matemáticas, escritura, geografía, historia…”. Y casi
no hay coincidencias entre las dos listas. No es que la segunda lista no sea
importante. Es muy importante aprender matemáticas, ciencia, historia y
escritura. Claro que son importantes. Pero ¿por qué los colegios ignoran casi
por completo la primera lista?
Ahora mismo estamos en colegios estudiando el impacto de una intervención
psicológica positiva. Y lo que nos encontramos es muy interesante. Sí, los
estudiantes son más felices, más resilientes, gozan de mejores relaciones, y,
además, el conflicto y la violencia en los colegios está disminuyendo a raíz de
estas intervenciones. Y curiosamente sus notas están mejorando. No solo nos
volvemos más felices, también nos volvemos más listos cuando nos centramos en
esa primera lista. Afecta positivamente también a la segunda lista.
Un profesor que
quiere ayudar a un alumno a tener una vida con sentido y más feliz, para
conseguirlo, ¿tiene que replantearse el plan de estudios? ¿Tenemos que
replantearnos la educación para incorporar esto?
Idealmente, sí, creo que deberíamos replantearnos los colegios y lo
que aportan. Porque ya sabemos que el mundo del mañana, o incluso el de dentro
de cinco minutos, va a ser muy distinto del mundo actual. La enseñanza, en la
manera en que se ha planteado históricamente se vuelve obsoleta muy rápidamente.
Y lo que tenemos que hacer es enseñar técnicas atemporales. Siempre es
importante para la gente, como ya he dicho, desde Aristóteles y Confucio, la
búsqueda de la felicidad ha sido muy importante. Las relaciones siempre han
sido importantes y lo serán dentro de mil años. Tenemos que centrarnos en eso.
La creatividad, la innovación, cada vez es más importante. Será importante
dentro de diez años y seguramente dentro de mil. ¿Cómo ayudamos a la gente a
que sea más innovadora? Sabemos que hay técnicas para conseguirlo. Una de ellas
es el incremento de las emociones positivas, si incrementamos la felicidad de
la gente, se vuelven más creativos y tienen más pensamientos originales. Todas
estas cosas hay que enseñarlas.
Idealmente, los políticos y los educadores deberían reunirse y
replantearse la educación moderna, incorporando la primera lista: relaciones,
significado, felicidad, resiliencia, etcétera. Sin embargo, incluso en una
clase tradicional un profesor puede cambiar muchas cosas. Y lo primero que hay
que hacer es predicar con el ejemplo. Mahatma Gandhi dijo: “Sé el cambio que
quieras ver en el mundo”. Antes de nada, si mi profesor o profesora realiza
algo significativo para él o para ella, es más probable que yo también busque
algo que sea significativo. Si mi profesor se permite a sí mismo ser humano, y
habla de sus fallos, sus decepciones, eso es enseñar dando ejemplo, será más
probable que yo me permita ser humano. Esta es la primera regla de la buena
enseñanza, del buen liderazgo y de la buena paternidad: Sé el cambio que
quieras ver en los que te rodean.
Sabias palabras de un eminente profesor de la Universidad de Harvard, que en Canarias ya estamos poniendo en práctica. Y esta es una preciosa imagen que así lo confirma
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