martes, 27 de febrero de 2018

SESIÓN FORMATIVA CON MAESTROS Y MAESTRAS DEL CORAZÓN DEL CEIP PRINCESA ARECIDA DE MAZO (LA PALMA)


Otro encuentro con docentes empeñados en hacer de su colegio un “buen lugar” donde se eduque desde el corazón. Un signo de que la “Escuela Eutópica” ya está aquí, y como evidencia de ello, el compromiso de un claustro sentado en las mismas mesas y sillas donde aprende su alumnado, formándose para ejercer emocionalmente su magisterio.
Una tarde cargada de rico alimento (físico y emocional), reflexiones, vivencias, confesiones y hasta un pequeño traspiés del “ratoncito”, ejercitando un ejemplo de metáforavida.
Expresar nuestra gratitud por toda esta vida cargada de nutritiva experiencia docente con la que alimentan a quienes desde la teoría les aportamos nuestro saber, y sin la cual no sería más que palabras huecas sin sentido.




A continuación, ofrecemos unas reflexiones extraídas de una entrevista realizada en un medio digital al profesor de Psicología Positiva de Harvard Tal Ben-Shahar, en el que comparte algo que ya estamos practicando en Canarias a través de ese sueño hecho realidad que se llama EMOCREA

¿La felicidad puede aprenderse? ¿Se puede aprender a tener una vida más feliz?
La respuesta es sí, podemos cambiar nuestros niveles de felicidad. No es fácil, y hay una parte de genética. Sin embargo, mucho depende de las decisiones que tomamos. Y con decisiones no solo me refiero a las más grandes como: ¿A quién elijo para pasar el resto de mi vida? ¿Qué trabajo busco? ¿Qué camino tomo? Me refiero a las decisiones pequeñas. Por ejemplo, ahora mismo: ¿Decido estar agradecido por estar donde estoy? Estoy agradecido, gracias. ¿O decido salir a correr? ¿O a dar un paseo? ¿Cuándo estoy con mi mejor amigo, decido apagar el teléfono para estar con él totalmente? Son pequeñas decisiones que se acumulan. Porque dando un pasito, otro pasito y otro pasito acabas recorriendo el camino de tu vida.

¿Por qué los colegios no enseñan esto a sus alumnos?
Muy buena pregunta, reflexiono mucho sobre ello. Nosotros hemos creado un programa que implantamos en colegios, pero es una gota de agua en el mar. Martin Seligman, el padre de la Red de Académicos de la Psicología Positiva, habla mucho con padres y profesores y les hace dos preguntas. La primera es: ¿Qué querríais para vuestros hijos? ¿Qué es lo que más queréis para ellos? Y los padres dicen: “Queremos que sean felices, que tengan buenas relaciones, que sean resilientes, que sean capaces de superar las adversidades, y queremos que encuentren alegría y sentido en su vida”. Y todas estas cosas estupendas. Hace una lista de lo que los padres dicen que quieren para sus hijos. Y entonces dice: “Primera lista hecha. Vamos a la pregunta número dos: ¿Qué aprenden vuestros hijos en el colegio?”. “Matemáticas, escritura, geografía, historia…”. Y casi no hay coincidencias entre las dos listas. No es que la segunda lista no sea importante. Es muy importante aprender matemáticas, ciencia, historia y escritura. Claro que son importantes. Pero ¿por qué los colegios ignoran casi por completo la primera lista?
Ahora mismo estamos en colegios estudiando el impacto de una intervención psicológica positiva. Y lo que nos encontramos es muy interesante. Sí, los estudiantes son más felices, más resilientes, gozan de mejores relaciones, y, además, el conflicto y la violencia en los colegios está disminuyendo a raíz de estas intervenciones. Y curiosamente sus notas están mejorando. No solo nos volvemos más felices, también nos volvemos más listos cuando nos centramos en esa primera lista. Afecta positivamente también a la segunda lista.

Un profesor que quiere ayudar a un alumno a tener una vida con sentido y más feliz, para conseguirlo, ¿tiene que replantearse el plan de estudios? ¿Tenemos que replantearnos la educación para incorporar esto?
Idealmente, sí, creo que deberíamos replantearnos los colegios y lo que aportan. Porque ya sabemos que el mundo del mañana, o incluso el de dentro de cinco minutos, va a ser muy distinto del mundo actual. La enseñanza, en la manera en que se ha planteado históricamente se vuelve obsoleta muy rápidamente. Y lo que tenemos que hacer es enseñar técnicas atemporales. Siempre es importante para la gente, como ya he dicho, desde Aristóteles y Confucio, la búsqueda de la felicidad ha sido muy importante. Las relaciones siempre han sido importantes y lo serán dentro de mil años. Tenemos que centrarnos en eso. La creatividad, la innovación, cada vez es más importante. Será importante dentro de diez años y seguramente dentro de mil. ¿Cómo ayudamos a la gente a que sea más innovadora? Sabemos que hay técnicas para conseguirlo. Una de ellas es el incremento de las emociones positivas, si incrementamos la felicidad de la gente, se vuelven más creativos y tienen más pensamientos originales. Todas estas cosas hay que enseñarlas.
Idealmente, los políticos y los educadores deberían reunirse y replantearse la educación moderna, incorporando la primera lista: relaciones, significado, felicidad, resiliencia, etcétera. Sin embargo, incluso en una clase tradicional un profesor puede cambiar muchas cosas. Y lo primero que hay que hacer es predicar con el ejemplo. Mahatma Gandhi dijo: “Sé el cambio que quieras ver en el mundo”. Antes de nada, si mi profesor o profesora realiza algo significativo para él o para ella, es más probable que yo también busque algo que sea significativo. Si mi profesor se permite a sí mismo ser humano, y habla de sus fallos, sus decepciones, eso es enseñar dando ejemplo, será más probable que yo me permita ser humano. Esta es la primera regla de la buena enseñanza, del buen liderazgo y de la buena paternidad: Sé el cambio que quieras ver en los que te rodean.

Sabias palabras de un eminente profesor de la Universidad de Harvard, que en Canarias ya estamos poniendo en práctica. Y esta es una preciosa imagen que así lo confirma



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